
¿Hasta las narices de los típicos análisis de año que no dicen nada?
Yo también.
Por eso he preparado algo que no sea un pasatiempo superficial y vacío, sino un balance crudo, realista, sin tonterías ni positividad estúpida, que esto no es la revista Hola ni la web de Mr. Wonderful.
Espero que te guste.
Me parecía interesante acabar el año haciendo un repaso sobre cuál es el estado actual de las motos eléctricas en España.
Hay quien cree que, al tener un blog, la mejor estrategia de contenidos es apoyar al sector incondicionalmente, esconder o disimular lo negativo, barrer debajo de la alfombra y no quejarse mucho, no vaya a ser que se moleste alguien importante.
Se supone que tendría que decirte que las motos eléctricas son el mejor invento de la humanidad desde la Coca-Cola, y que estás loco si no te compras una.
Va a ser que no.
La realidad es mucho más compleja.
Si alguna vez has leído contenidos de este blog, te habrás dado cuenta de que se reparten tanto alabanzas como bofetadas cuando corresponde.
Bien, pues, llegados todos a este punto, creo que es el momento de hacernos algunas preguntas. Por ejemplo:
- ¿Qué ha sido lo más relevante del año?
- ¿Quién lo ha hecho mejor y peor?
- ¿En qué punto se encuentra el mercado?
- ¿Esto va para arriba, para abajo, o qué?
- ¿Qué podemos esperar del año 2023 en materia de motos eléctricas?
Todo eso y más, a continuación.
Las motos eléctricas en España están on fire
Esta es la frase que podría resumirlo todo.
Es un hecho, no una opinión.
Te lo voy a demostrar con datos oficiales de Anesdor, la asociación nacional del sector de las dos ruedas.
En el momento de publicación de este artículo las cifras de ventas de diciembre no están cerradas, pero nos valen las de enero a noviembre de 2022 más que de sobra.

El crecimiento en ventas de las motos eléctricas en 2022 ha sido absolutamente espectacular: exactamente un 61%.
Espera, repasa esa cifra: ¡un 61%!
¿Conoces muchos sectores que hayan crecido un 61% en 2022?
¿Sabes cuánto han crecido, en comparación, las motos de gasolina? Un 4,9%.
Y, ojo, que también es muy positiva esa cifra.
Teniendo en cuenta que el sector del automóvil sigue hundido entre un 30% y un 35% respecto a las ventas que había en 2018, pues que las motos de gasolina crezcan un 4,9% ya me parece un logro considerable.
Pero es que subir un 61% en un año tan chungo como este... Eso ya es la hostia.
Por poner un ejemplo, la marca china Super Soco, que vende exclusivamente modelos eléctricos, está en la sexta posición de marcas más vendidas en ciclomotores (de todos los tipos), y su crecimiento en ventas con respecto a 2021 ha sido de un ¡254%!
Meteórico.
Por lo tanto, conclusión nº1 clarísima: las motos eléctricas se están vendiendo como rosquillas.

Sí, cierto es que todo lo anterior sólo son cifras relativas.
En términos absolutos, las ventas de motos eléctricas en 2022 han supuesto el 5,8% del total de motocicletas (quizás al sumar diciembre la cifra ascienda al 6%). Concretamente, han sido 9.558 unidades vendidas de enero a noviembre.
Puede parecerte poco, pero eso ya supone un 50% más que todo el segmento de motos off-road en conjunto (cross, enduro y trial).
El ascenso es imparable, y yo apuesto desde aquí a que 2023 se cerrará con un 10% de cuota de mercado, con o sin recesión económica.
Lo revisamos en un año.
Las marcas que se quedan atrás

Resulta evidente que la revolución eléctrica en las dos ruedas es irreversible.
También hay que recordar que esta revolución nos la están metiendo por la fuerza vía legislación, pero ante eso poco podemos hacer.
La evolución hacia medios de locomoción más sostenibles debería ser más suave y no la locura actual.
Pero esto es lo que hay.
Pese a ello, la cuestión es que en el mundo de las motos esta transición está yendo más rápido que en los coches.
Por ejemplo, la cuota de mercado de coches eléctricos en España es del 4%, unos dos puntos inferior a la de las motos eléctricas.
También es cierto que el mundo del automóvil está invadido por los propulsores mixtos de gasolina+electricidad, mientras que, a día de hoy, no existen motos híbridas (aunque ya hay tímidos intentos de probarlo por parte de algunas marcas, como Kawasaki).

Aun así, resulta inexplicable la gran cantidad de marcas de motos que aún no han reaccionado ante este movimiento imparable que va a darle la vuelta al mercado de arriba a abajo.
Por poner un ejemplo, la todopoderosa Honda (la marca que más vende en España y en el mundo entero) sólo en el reciente salón EICMA de Milán, en noviembre, anunció su primer scooter eléctrico para Europa: el EM1.
Se trata de un pequeño y modesto ciclomotor, que dudo mucho que pueda plantar una gran oposición a lo que ya hay en los concesionarios desde hace años.
¿Esto es todo lo que nos ofreces a estas alturas, Honda?

Aquel lema popular de «Honda es Honda», que hace mención a su fiabilidad y calidad de fabricación, es una afirmación que deberá ser revalidada en el mercado de las motos eléctricas.
Pero eso habrá que ganárselo.
Sí, Honda hacía y hace motores cojonudos, pero ¿serán capaces de seguir haciéndolos así cuando éstos ya no lleven cilindros, pistones y válvulas?
Pues habrá que verlo.
En este año 2022, la tercera marca más vendida a nivel mundial ha sido la china Yadea, que sólo fabrica scooters eléctricos.
Cuidadito con eso.
Y que vigilen bien sus espaldas todas las marcas “de las de toda la vida”.
Firmas como Yamaha, Suzuki, Kawasaki, Ducati, Aprilia, Triumph, Benelli, Moto Guzzi, Kymco y muchas otras a día de hoy aún no tienen ni un solo modelo eléctrico que se pueda comprar en los concesionarios.

Si, ya sé muchas de ellas están trabajando en ello, con prototipos y proyectos en marcha que irán apareciendo en los próximos meses o años, pero ¿a qué demonios estaban esperando?
Ahora tienen una horda de competidores nuevos posicionándose (literalmente, cientos), algunos llevando adelante modelos muy valientes y revolucionarios, como Verge, Sondors o Ultraviolette.
Otros grandes competidores ya llevan muchos años en el mercado, como Energica (creada en 2014) o Zero Motorcycles (desde 2006), y tienen hoy modelos de muchísima calidad. Ya se han hecho con un nombre y se han asentado con mucha fuerza.
Por otro lado, también están las firmas que se están comiendo el mercado en motos pequeñas y medias, como Super Soco, Silence, Yadea o Niu.
Y van a ir a por más.
La guerra está servida, y me temo que algunos contendientes de la vieja escuela van a recibir un duro golpe de realidad en los próximos años.

Las marcas clásicas han cometido, a mi juicio, una cagada estratégica de proporciones bíblicas.
Si, parece que ya van espabilando poco a poco, pero van con varios años de retraso, y habrá que ver en qué se traduce esa reacción tan lenta.
Si creen que su prestigio en motos de gasolina va a trasladarse en relación 1 a 1 hacia las nuevas motos eléctricas que fabriquen, igual se acaban llevando una desagradable sorpresa.
La tecnología actual sigue teniendo sus límites
Por más que nos gustaría poder decir que las motos eléctricas pueden sustituir plenamente a las motos de gasolina, la cruda realidad es que eso no es cierto.
Comprar una moto eléctrica tiene muchas cosas positivas, pero, por desgracia, sigue habiendo sólidos motivos para no dar el paso (aún).
En el ámbito urbano, las motos eléctricas son casi invencibles. E incluso en el interurbano creo que también pueden hacer un gran papel.
Sin embargo, en motos “grandes” es donde sigue haciendo aguas la cosa.
Se han alcanzado nuevas cotas en materia de autonomía, como con las recientes motos trail eléctricas de Energica y Zero, pero, aún así, sigue siendo insuficiente.

Podríamos decir que su autonomía unitaria empieza a ser decente para hacer ciertas rutas, pero el eterno problema sigue siendo la red de carga pública del país, que es paupérrima, y presenta numerosos problemas.
Los cargadores muchas veces están ocupados, fuera de servicio, o cargan a mucha menos potencia de la que deberían, lo que eterniza los tiempos de espera para “repostar”.
Esto convierte cualquier intento de excursión o viaje en una lotería extenuante.
Apenas hay unos 6.000 cargadores de los 45.000 que se estima que debería haber en España para ofrecer un servicio aceptable.

Pero la cosa no acaba ahí, ya que, si consigues un cargador en ruta, el palo que te van a pegar en la factura te va a hacer mirar con otros ojos el precio de la gasolina.
Con los costes de la energía que arrastramos desde hace año y medio ya, la historia esa de que una moto eléctrica ahorra mucho dinero ya no cuela.
Tan solo compensa cargando en casa, en determinados horarios, con tarifas eléctricas concretas, y en motos cuyo coste de adquisición no sea muy elevado.
Si analizamos que las motos con más prestaciones están todas entre los 20.000€ y los 35.000€ (la mayoría más cerca del extremo alto de la horquilla que del más bajo), el tema se pone peliagudo para rentabilizar semejante inversión.
El argumento de comprar por motivos económicos sólo se sostiene, a día de hoy, en las motos eléctricas pequeñas, aunque ojalá esto vaya cambiando pronto.
Lo mejor y lo peor de cada casa
Si hay que destacar marcas que lo han petado en 2022, probablemente la primera sería la ya mencionada Super Soco.

Los chinos de esta marca no paran de sacar novedades a precios muy asequibles (todos por debajo de 4.000 €) y con bastante atractivo, lo que se transforma en ventas a cascoporro, como es lógico.
Resulta evidente que es China quien está liderando esta nueva ola del motociclismo, y no tengo ninguna duda de que así será durante bastante tiempo.
Los japoneses deberían ir acojonándose un poco, ya que su reinado durante las últimas cuatro décadas en el mundo de las dos ruedas está seriamente amenazado.
Eso sí, surgen proyectos súper interesantes por todo el globo, como la ecosostenible Tarform Luna desde Nueva York (EE.UU.), la apabullante Verge TS desde Finlandia, la ida de olla total que es la Velocifero Beach Mad, desde Italia, o la futurista Ultraviolette F77 desde La India.

El mundo entero está pujando por su hueco en el mercado de las motos eléctricas.
Aún así, en España tenemos también una representación más que meritoria, con Silence a la cabeza, pero no podemos olvidar otras marcas destacadas, como Urbet, Next, Ray, Rieju/Nuuk, Ebroh, Nerva, Wellta, OX Motorcycles, Torrot, Pursang, Velca, Eezon…
La lista es interminable, y es muy interesante ver la evolución de estos representantes patrios luchando por su trozo del pastel.
No creo que sobrevivan todas a largo plazo, también te lo digo.
Eso sí, por favor, en 2023 no quisiera ver más chapuzas como esta de Linze.
Las motos eléctricas en el deporte
En otro orden de cosas, este año hemos asistido también a la cuarta temporada de la Copa MotoE, la competición de motos eléctricas integrada en el circo de MotoGP.
A mí me mola bastante, pese a sus limitaciones.

La temporada 2022 ha sido la última protagonizada por las motos de Energica, la marca italiana que, con valentía, apostó por arrancar algo así cuando nadie creía en ello.
Por cierto, como anécdota, diré que yo, antes de empezar la primera carrera de este año, aposté en Instagram a que el campeón sería el brasileño Eric Granado, pese a que en 2021 quedó cuarto en la clasificación general.
Bueno, pues no acerté, pero por los pelos.
Al final quedó segundo (ganó el suizo Dominique Aegerter), pero sí fue el piloto con más victorias del año.
No tengo mal ojo del todo.

En 2023, MotoE pasará a estar protagonizado por las motos de Ducati, marca que, curiosamente, no tiene ningún modelo eléctrico en el mercado, lo cual no deja de ser gracioso.
Es de suponer que durante 2023 anunciarán su primera moto eléctrica a raíz de este evento.
Además, MotoE dejará de tener la categoría de Copa para ser finalmente un Campeonato del Mundo. El número de carreras ascenderá a 16 (en 8 circuitos distintos) en vez de las 12 anteriores.
Ojalá también el número de vueltas por carrera aumente, ya que las actuales 7 de media son un poco ridículas.

Por desgracia, no veremos a las motos de Energica enfrentarse a las Ducati, lo cual hubiera estado genial.
Qué duda cabe que Ducati tiene mucho más músculo financiero e industrial que Energica, y más ahora, que están en un punto dulce, siendo vigentes campeones de MotoGP y Superbikes, así que veremos si logran subir el nivel de la categoría.
Un futuro prometedor
Estando a las puertas de 2023, las motos eléctricas siguen sin ser una opción ideal para todo el mundo.
Aún así, para muchas personas sí que son una alternativa más que interesante.
No sé si te encuentras entre los del bando del SÍ o entre los del NO.
Poco importa.

Las motos eléctricas seguirán empujando los límites de sus motores y aumentando las capacidades de las baterías de litio.
Lamentablemente, esto tiene un límite físico, que (según estimaciones de expertos) no va más allá de un 20% más de lo que ya se ha conseguido.
Para pasar de ahí habrá que esperar a nuevas tecnologías, como las baterías en estado sólido o, quién sabe, quizás a las motos de hidrógeno.
Pero nada de eso va a ocurrir el año que viene.
2023 será, no obstante, otro año de crecimiento imparable para las motos eléctricas, y ya empezaremos a ver que la inmensa mayoría de marcas estarán participando en este segmento.
Pese a todo, esta revolución nunca llegará donde debe sin una red de recarga nacional amplia, fiable y a precios medianamente sensatos.
Por desgracia, aún estamos a años luz de eso.

Sí, aún les quedan algunos añitos de vida a las motos de gasolina, pero cada vez menos.
Creo que el paso hacia las motos eléctricas estaría siendo mucho más amable si no nos hicieran pasar por el aro a la fuerza.
Ojalá que las motos eléctricas empiecen pronto a ser un producto más atractivo desde todos los frentes y para todo tipo de clientes, no sólo para unos pocos.
Yo no tengo dudas de que lo serán.
La cuestión por resolver es cuándo.
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