
De entre los cientos de nuevas propuestas de motos eléctricas que van surgiendo por todos los rincones del mundo, a veces surgen algunas realmente especiales.
Esta es una de ellas.
La empresa que la construye es Tarform, y su primer modelo se llama Luna.
No sé si sus líneas te habrán llamado la atención tanto como me ocurrió a mí en su momento, pero yo creo que la elegancia de su diseño es algo pocas veces visto hasta ahora en movilidad eléctrica.
Pero es que aún hay mucho más allá de lo que se ve.
Como anuncia el titular de este artículo, esta Tarform Luna encierra en su filosofía de construcción un amor por la artesanía y una preocupación por la sostenibilidad ecológica que yo no he visto en ningún otro proyecto (y he visto muchos).
Tarform Luna: ¿la moto más ecológica del mercado?
Resulta evidente que todas las motos eléctricas son considerablemente más ecológicas que sus parientes con motor de combustión.
Podemos debatir sobre el tema de la contaminación diferida de la producción de las baterías, tanto en la obtención del litio como en su reciclaje, pero incluso con sus defectos, una moto eléctrica estándar ya es más sostenible que una de gasolina.
Pues bien, Tarform va un paso (o unos cuantos) más allá.

Como declaran en su Ethos, esta start-up con origen en Brooklyn (New York, USA) tiene la sostenibilidad por bandera.
La Tarform Luna está fabricada huyendo del plástico como de la peste. Así pues, su carenado, el depósito y otras piezas están realizadas en aluminio. De ese mismo modo está realizado su chasis tipo Trellis, con tubos soldados a mano de forma totalmente artesanal.
Pero la cosa va mucho más lejos.
Para evitar el uso de químicos tóxicos en su construcción (todos ellos derivados del petróleo), la Tarform Luna emplea pintura a base de algas, pigmentos metálicos y biorresinas, así como ‘cuero’ vegetal biodegradable (proveniente de piñas) y tejidos hechos con fibras de lino para otros componentes.

La filosofía con la que ha sido diseñada esta moto es la de un vehículo pensado para durar.
Tarform ha planteado una moto que se pueda reparar de manera indefinida y que, además, sus piezas puedan actualizarse con el paso del tiempo sin necesidad de cambiar de moto: la batería, el motor, el carenado, el faro o incluso el sistema operativo.
Dado que sus componentes están creados con materiales sostenibles, estos futuros cambios no supondrían ningún coste para el medio ambiente.
Dos versiones: Luna Scrambler y Luna Racer
El diseño de la Tarform Luna procura seguir el espíritu de la naturaleza, donde las líneas rectas y los vértices no existen. De este modo, sus líneas son siempre curvas, limpias, confluyendo entre sí, y su perfil, redondeado en todos sus frentes.

Lo que sí permite Tarform es que elijamos entre dos variantes sobre la misma base: una más deportiva, denominada Racer, y otra con algo más de carácter off-road, que es la denominada Scrambler.
En realidad, los cambios entre una y otra se reducen a los neumáticos y llantas, el faro, el asiento y algunos detalles más. Y es de suponer que el comportamiento de las suspensiones (Öhlins, por cierto) también variará entre ambas versiones.
Detalles como el manillar junto al cuerpo del del display HD, el basculante o los soportes de los intermitentes, todos ellos hechos de una sola pieza de aluminio reciclado, nos dan un buen ejemplo de minimalismo aplicado al diseño, así como del espíritu de permanencia que impregna cada rincón de esta moto.

Tarform Luna: ficha técnica
En el momento de escribir este artículo, estas motos no han arrancado aún su producción y, en principio, están destinadas al público norteamericano. No obstante, como pasa con cualquier proyecto, si tienen el suficiente éxito, es factible pensar que acaben cruzando el charco.
En cuanto a sus capacidades, sabemos que tiene un motor central de 41 kWh (55 CV) con transmisión final por correa dentada, lo que le permite desarrollar hasta 193 km/h (120 millas/hora).

Su batería emplea celdas proporcionadas por Sony (algo no demasiado habitual), y utiliza un controlador de marca Sevcon. La batería tiene una capacidad de 10 kWh, pudiendo recargar al 80% en sólo 50 minutos, y otorgando una autonomía de 193 km (120 millas). Y sí, la cifra coincide con la velocidad máxima. Es así.
En cuanto al equipamiento, podemos hablar de que equipa horquilla invertida y monoamortiguador Öhlins, equipo de frenos regenerativos de la exclusiva marca ISR, sistema de llave keyless con detector de proximidad, display de alta resolución con bluetooth y LTE 4G, cámara trasera de 180º con detector de ángulo muerto, 3 modos de conducción…
Ah, y algo que me encanta: el sistema de sonido Aura.
Hace unas semanas estuve hablando del fin de los tubos de escape. Ahí comenté que algunas motos eléctricas están apuntándose a la corriente de emplear sonidos artificiales para sustituir esta pérdida (te recomiendo ver y escuchar el vídeo de ese artículo si no lo has hecho, porque merece mucho la pena).

Bien, pues esta Tarform Luna tiene algo similar, pero más auténtico.
El sistema Aura lo que hace es amplificar el sonido que realmente emite su motor eléctrico. No es algo artificial o inventado, sino que se dedican aumentar el volumen que produce el silbido suave y natural de su propulsor. Además, en cada modo de conducción de los tres que tiene, cambia el sonido.
Sí, ya sé que quieres oírlo, así que aquí te dejo un vídeo en el punto exacto en el que se puede escuchar esto (son 30 segundos, pero el resto del vídeo también es interesante si controlas un poco de inglés).
Como datos finales, simplemente quisiera apuntar el peso, que se queda justo por debajo de los 200 kg (199,5 kg para ser exactos), y el precio en USA, que son 28,000 $ más impuestos, lo cual se asemeja mucho a los modelos de altas prestaciones que se venden en España, como las motos trail eléctricas de las que hablé hace poco.
Las primeras entregas en el país del Tío Sam está previsto que se realicen en 2023, sin más concreción de fecha.
Conclusiones: una moto que avanza el futuro, pero el de verdad
La manida frase de que las motos eléctricas son el futuro siempre me ha parecido una gilipollez. Las motos eléctricas no son algo que tiene que llegar, sino que hace bastante que están entre nosotros, aunque algunos no quieran darse cuenta.
Mientras unos se niegan a abrazar el cambio y otros niegan que realmente este sea el camino a seguir para la movilidad sobre dos ruedas, lo cierto es que cada día que pasa las motos eléctricas y todo el ecosistema que las rodea van mejorando.

Tarform ha pensado sus motos para un mundo en el que contaminemos lo mínimo posible, en el que las cosas no se construyan para usar y tirar, sino para durar durante muchos años sin que eso suponga un problema para la naturaleza.
Han creado unas motocicletas que están diseñadas para ser actualizadas sobre la misma base, que no generen ninguna clase de residuos y que no afecten al medio ambiente.
Y todas esas cosas sí son el futuro. Al menos, el futuro al que deberíamos aspirar.
Tarform está brindando mucho de eso desde ya. Aún es una empresa emergente que está dando sus primeros pasos en la industria, pero creo que a todos nos interesaría que tuviera éxito.
El nombre de su marca significa en sueco ‘algo que está tomando forma, en estado de movimiento y evolucionando’, y esa es la filosofía que quieren imprimir a sus productos.
Ojalá consigan que evolucione el mundo de la moto también.
Más información: tarform.com
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