
En el pasado artículo sobre la Davinci DC100, empecé atacando a los primeros coches eléctricos por sus insufribles diseños.
Poco después reflexioné y caí en la cuenta de que las motos eléctricas también tienen su propia colección de engendros mecánicos dignos de mención.
Este es uno de ellos.
Se llamaba Saietta R, y fue obra de la empresa Agility Motors.
Hablo en pasado porque, para sorpresa de nadie, ni el modelo ni la marca existen ya. Aún así, creo que esta ‘ida de olla’ sobre dos ruedas bien merecía un artículo.
Arrancamos.
Agility Motors y una moto adelantada a su tiempo

Empecemos por el principio.
Agility Motors fue fundada en el año 2008 en Londres (Reino Unido) con el objetivo de crear una moto eléctrica revolucionaria.
Durante los siguientes tres años estuvieron trabajando en silencio en su proyecto.
En febrero del ya lejano año 2011, se anunció el lanzamiento de este modelo, Saietta, que por aquel entonces era poco más que una idea sobre una pantalla de ordenador.
La Saietta, pese a su estrambótico diseño, era una moto destinada para ese grupo de personas al que los anglosajones llaman commuters, es decir, aquellas que van cada día de su casa al trabajo desde las afueras de una gran ciudad o desde poblaciones cercanas.
Dicho de otro modo: la Saietta no estaba pensada para hacer grandes rutas. Si aún hoy esto no lo han podido resolver las motos eléctricas actuales, imagínate en 2011.

En principio se pensó en producir dos versiones: una ‘S’, más tranquila y urbana, y otra ‘R’, muy superior en todas sus características.
La versión S debía llevar un motor eléctrico de 34 kW, con baterías de 5,3 kWh y una autonomía de 98 km para un peso total muy contenido, de tan solo 135 kg. Su precio estimado era de unos 12.400 €.
La realidad es que esa versión S nunca vio la luz.
Finalmente, parece que la gente de Agility Motors decidió darle prioridad a la versión R, con un ficha técnica mucho más ambiciosa. De hecho, la versión final consiguió superar lo anunciado inicialmente por el prototipo.
Para no aburrirte con tanto dato preliminar, te adjunto únicamente la ficha técnica definitiva de la Agility Saietta R:
- Motor: 72 kWh (96,5 CV)
- Batería: 9,64 kWh (con picos de 11 kWh)
- Velocidad máxima: limitada a 128,7 km/h (80 millas/hora)
- Autonomía: 180 km en ciudad / 119 km en ciclo mixto / 93 km en autovía
- Peso: 220 kg
- Precio en 2014: 16.770 libras (19.200 € actuales)

Saietta R: una idea muy loca que se hizo realidad
Es evidente que una moto así no podía salir de una mente convencional.
Su creador y CEO de Agility Global, era Lawrence Marazzi, y su currículo es digno de destacar: fue comando de las fuerzas armadas, trabajó después como ingeniero en la Fórmula 1, en la industria aeroespacial y en el mundo de la robótica.
Ahí queda eso.
Su visión para crear una moto eléctrica revolucionaria era la de producir una especie de Aprilia RS250 futurista con el equivalente a un motor en V de 1.400cc.
Sí, un poco flipado sí que estaba.
Recordemos por un momento qué era la RS250: aquel misil tierra-tierra lanzado en 1995, con motor de 2 tiempos, que básicamente era una moto del Campeonato del Mundo de 250cc con matrícula.

Y, hombre, no sé cómo lo verás tú, pero a mí me parece que lo que creó el amigo Lawrence era bastante diferente a su referencia. No creo que pretendiera imitar la estética, pues se parecían como un huevo a una castaña.
En lo único en que coincidían, por lo visto, era en las medidas del chasis, muy similares en dimensiones.
Por cierto, que el chasis de la Saietta R era monocasco, de altura enorme (de ahí las formas de la moto), para albergar una batería lo más grande posible, y esa fue una gran innovación.
Esta idea la imitó de la estructura de los propios vehículos de la Fórmula 1, algo nunca visto en motos de producción. El subchasis, anclado al monocasco, era un multitubular bastante atractivo.

Por otra parte, el tren delantero tampoco era convencional, pues equipaba una horquilla de paralelogramos gestionada por un amortiguador casi vertical (que recordaba vagamente al sistema Telelever de BMW).
Los pocos que probaron la moto aseguraron que el tacto del tren delantero era muy ligero y directo… y se asombraban de que no hacía ruido. Sí, tal cual.
Debemos ponernos en situación de lo que suponía una moto como esta hace casi 10 años, al margen de lo impactante de su diseño.
Por aquella época, en España, lo más avanzado que había en materia de vehículos eléctricos eran cosas como el scooter VX1 de Vectrix.

Marcas hoy punteras en movilidad electrificada, como Zero Motorcycles, apenas empezaban a funcionar en USA, y sus diseños eran aún bastante toscos.
Por lo tanto, el planteamiento de una moto como esta Agility y su desquiciado diseño eran realmente rompedores.
Y aquí el término rompedor no sé si era positivo o negativo, pero ahí estaba.

El alto precio de salirse de la norma
Habrá mucha gente que piense que esta Agility Saietta R es fea.
Incluso horrenda, espantosa, digna de estar bien arriba en el top 10 de las motos más feas de la historia.
Bueno, no puedo culparte si piensas así. Debo confesar que a mí tampoco me parece preciosa… pero, ojo, que yo creo que tiene su puntillo y sus aciertos, y ahora te lo justifico.

La verdad es que siempre valoro los diseños que tienen el arrojo de salirse de la norma. Y este no es que se saliera; es que quemó el libro de las normas.
Hacer esto suele ser muy peligroso porque el resultado puede ser un desastre, pero el mundo sería un coñazo si no existiera gente capaz de proponer cosas nuevas.
Además, teniendo en cuenta la inversión en tiempo y dinero que hace esta gente, la valentía demostrada es considerable, y eso merece mi respeto.

Está claro que la idea de unir el falso depósito y la máscara delantera con esa especie de cúpula o joroba, fue de lo más revolucionario en términos estéticos.
Para bien o para mal.
No sé si el planteamiento del chasis fue lo que condicionó al diseño o el orden fue al revés (es decir, si la intención inicial era diseñarla así, lo que luego les permitió meter una gran batería).
Esa estética tan radical, a mi juicio, hace que la Saietta R se asemeje a una especie de caballo eléctrico, un corcel sobre ruedas cuya silueta creo que no es un desacierto total si tienes la mente abierta.

Donde creo que sí falla estrepitosamente es en aplicar ese concepto correctamente.
La parte delantera se ve muy hueca, asomando numerosos cables y tubos que afean bastante el resultado. No se ve bien integrado. Con un poco más de refinamiento y líneas menos abombadas, creo que podría haber mejorado bastante.
Por otro lado, el crimen definitivo de la moto es, sin duda, la ubicación de los faros delanteros en la parte más elevada del carenado, haciendo que la moto parezca traída por unos alienígenas de Ganímedes.
No sé a quién se le ocurrió semejante despropósito. Además, me extraña que algo así se homologase, porque las luces a esa altura implican deslumbramiento 100% seguro.
Sólo con poner los faros donde deberían estar (mucho más abajo) y con otro tipo de luces más atractivas, la moto ya parecería otra.

Agility Motors: zero hit wonder
Sí, la Saietta R fue un fracaso comercial estrepitoso.
La primera unidad fue entregada en el verano de 2013 a un millonario londinense, llamado Mark Northwood, fan de la movilidad eléctrica (ya tenía en su poder un Tesla Roadster por aquel entonces, como se puede apreciar en la imagen inferior).

Los últimos registros en prensa sobre Agility Motors y su moto datan de la primavera de 2014, y después nunca más se supo, por lo que la empresa no aguantó en pie mucho tiempo.
Es enternecedor leer hoy que Lawrence Marazzi, en los inicios del proyecto, preveía vender 9.500 unidades para el año 2018.
Animalico… Qué hostia se dio.
En realidad, me pregunto si realmente llegaron a vender más de 10 motos en total en 2014.
En definitiva, un ejemplo más de lo estúpidos que son todos los planes de negocio que se enseñan en los MBA. Nadie sabe nunca lo que va a vender hasta que el mercado le pone en su sitio.

El legado de la Saietta R
En 2015 Agility Global desaparece, pero en 2016 acaba reciclándose en Saietta Group, un proveedor de soluciones de movilidad eléctrica para todo tipo de vehículos, no solo motos.
Aún así, llegaron a presentar un nuevo prototipo, denominado NGS (New Generation Saietta), del cual sólo publicaron una imagen, pero muy interesante.
Sabemos también que ésta la pretendían vender por 50.000 libras (casi 57.000 €) más impuestos, aunque daba igual que fuera una barbaridad porque nunca salió a la venta.
Probablemente, esta NGS era todo lo que (estéticamente) debió ser la Saietta R en un principio, pero, por desgracia, nunca llegó a más.
Fue demasiado tarde para ella.

Probablemente, ya no había más presupuesto para experimentos, lo cual demuestra que producir motos es mucho más complicado que diseñarlas.
Incluso llegaron a tener otro prototipo con el que se hicieron pruebas relativas a participar en lo que después sería MotoE, pero sin más repercusión.
Después de eso, parece que abandonaron sus sueños de fabricar más motos eléctricas.
Tras 2016, hubo un período de varios años en los que Saietta Group no dio señales de vida, hasta que en 2020 hubo un renacimiento, con nueva web y nueva imagen.
Hoy en día, Saietta Group sigue existiendo y colabora con fabricantes de motos como Volta, Scomadi y Zero, proporcionando y mejorando sus motores eléctricos, aunque parece que su antiguo fundador, diseñador y CEO, Lawrence Marazzi, ya no está por allí.

En fin, aquí finaliza este pequeño viaje al pasado de las motos eléctricas.
Me quedo con la idea de que la Saietta R fue una moto eléctrica técnicamente muy avanzada para su momento, con unas prestaciones que ya eran bastante interesantes, pero con un diseño que se les fue un poco de las manos.
Su gran logro fue traer al mundo real un prototipo arriesgadísimo y conseguir producirlo en serie, algo que no pueden decir los muchos que se quedan por el camino.
Lo intentaron, llegaron al mercado, y, efectivamente, fracasaron.

No era una moto apta para todos los públicos, pero pudo haber dado mucho más de sí.
Pese a todo, y por muy fea que te parezca, creo que fue un intento de hacer algo distinto que realmente merece su reconocimiento.
Ojalá el futuro les dé una segunda oportunidad.
(y si te has quedado con ganas de ver la Saietta R en movimiento, a continuación te dejo uno de los escasos vídeos que hay sobre ella)
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