
Mira...
Empecé a escribir sobre el mundo de las motos allá por abril de 2009, y una de las cosas que más habré repetido en todo este tiempo es que la industria de las dos ruedas SIEMPRE va tres pasos por detrás de la del automóvil. Es como la hermana pobre y tonta de la automoción.
Y no me cansaré de repetirlo porque, por desgracia, es un hecho innegable.
No ha habido avance tecnológico al que las motos no hayan llegado años tarde: los frenos de disco, la alimentación por inyección, el sistema ABS, la instrumentación LCD, la iluminación LED, el airbag… Todo fue heredado.

Maldita sea, incluso los procesos de financiación en la compra siempre se heredan del mundo de los coches mucho tiempo después de que estén archiprobados allí (y en eso hay mucho que agradecer a BMW, por cierto).
Vamos, que la industria motociclista no ha innovado casi nunca por cuenta propia. Siempre ha ido a remolque. Y, por supuesto, en materia de motos eléctricas, la cosa no iba a ser mejor.
Mientras que la FIA (Federación Internacional del Automóvil) creó el campeonato de vehículos eléctricos Fórmula E en 2012 (por cierto, dirigido por Alejandro Agag, el yernísimo de José María Aznar), en el mundo de las motos de competición no tuvimos nuestro equivalente de dos ruedas hasta el año 2019: MotoE.

La verdad es que tengo que confesar que no sé cómo demonios se escribe oficialmente: MotoE (junto), Moto E (separado), Moto-E (con guión)… pero da igual. Básicamente, para que nos entendamos, se trata de las carreras de motos eléctricas integradas dentro del circo de MotoGP.
Esta nueva competición lleva ya dos temporadas en activo, tiene un vigente campeón español (Jordi Torres) y a partir del 2 de mayo vamos ya a por la tercera. La cuestión es: ¿ofrece MotoE el suficiente espectáculo como para merecer la pena?
Vamos a diseccionarlo un poco.
Un experimento ninguneado por casi todos
Empecemos por un hecho patético.
Como ya comenté en otro artículo sobre los fabricantes de motos eléctricas, las principales marcas contendientes en MotoGP han demostrado un completo desinterés por esta competición, por involucrarse en ella o apoyarla.

Ni Honda, ni Yamaha, ni Ducati, ni KTM... y no digamos ya Suzuki o Aprilia. Ninguno de estos fabricantes y participantes en MotoGP han movido un dedo ni tienen intención a corto plazo de incorporarse a MotoE.
Luego no nos extrañemos de que otros fabricantes completamente nuevos les estén comiendo la tostada en el desarrollo de motos eléctricas en las calles. Obviamente, aún quedan muchos años para enterrar a MotoGP y las motos de gasolina de alta competición, pero en los concesionarios la batalla es otra… y ya van perdiendo.
Desaprovechar la oportunidad de desarrollar los motores eléctricos en los circuitos es un enorme error, tanto a nivel tecnológico como de imagen de marca y prestigio.
Los muy ceporros han permitido que una marca recién llegada, Energica, se encargue del suministro exclusivo de toda la parrilla de MotoE, obteniendo así, no solo una atención mediática exclusiva, sino también el beneficio impresionante que la competición como campo de pruebas les ofrece para mejorar sus motos de calle.

Esto supone un error de bulto por parte de los peces gordos de motociclismo y un favor enorme el que le hacen a Energica, que, dicho sea de paso, lo están haciendo muy bien… y eso que han tenido muchos factores en contra.
Y para rematar la jugada, otros que no tratan con la altura que se merece a la categoría son los responsables de la retransmisión en España, DAZN, que reservan unos comentaristas sólo para MotoE, al margen de sus ‘primeras espadas’ (si bien hacen un papel muy digno), ahondando en la sensación de que estamos ante una competición de segunda clase.
MotoE: dos temporadas marcadas por el gafe
Desde luego, tampoco se puede decir que los responsables de MotoE hayan tenido mucha suerte hasta la fecha.
Te cuento.
Como fabricante de motos, a la dificultad normal de ser pionero en algo, como en este caso inaugurar la primera competición de motos eléctricas dentro del show de MotoGP, Energica tuvo que enfrentarse en su primera temporada a un incendio que arrasó las 18 motos de la parrilla y causó 1,5 millones de euros de daños en equipamiento. Todo eso a menos de dos meses del inicio de la competición.

El incidente se produjo de noche, pero no tuvo su origen en las motos, ni éstas se encontraban cargando en ese momento. Eso sí, en cuanto el fuego llegó a ellas, el desastre ya fue imparable, pues el litio de las baterías y las llamas digamos que no se llevan muy bien.
Como consecuencia de este suceso devastador, las dos primeras carreras de la primera temporada tuvieron que anularse, pero se actuó con toda la rapidez posible, Energica repuso todas las motos y finalmente MotoE celebró su primera cita con la historia en Sachsenring (Alemania).
Y, por cierto, fue ahí donde otra moto, en un accidente en pista, acabó echando un preocupante humo (teniendo en cuenta que su motor no es de combustión) y nadie se atrevía a acercarse a ella por miedo a que la batería ardiera o explotara. Cosa que, por suerte, no sucedió y la moto se pudo retirar con normalidad.
Para colmo de males, esos no fueron los únicos accidentes, ya que poco después, durante los entrenamientos libres en Austria, la moto del piloto Niki Tuuli, que (esta vez sí) estaba cargando, también se incendió.

Por fortuna, Dorna (la empresa organizadora del mundial), tras el incendio anterior, había tenido la lucidez de contratar un servicio de bomberos 24H para vigilar las motos… y éstos impidieron que la cosa se fuera de las manos. Ah, aún así, Tulli volvió a pista para marcar el mejor tiempo de la sesión.
Y si la primera temporada había sido ya entretenida… para la segunda nos esperaba una pandemia que lo cambió todo. Vamos, que casi nos quedamos sin campeonatos de ninguna clase, pero al final sí se pudieron celebrar (sin público y con el personal de paddock reducido al mínimo, eso sí).
Por lo tanto, de dos temporadas celebradas, podemos decir que MotoE no ha tenido ninguna muy normal ni apacible. Y ciertamente, la tercera tampoco se va a librar de los efectos de coronavirus, pero esperemos que no ocurra nada más.
Características de las motos de MotoE
Las monturas de esta categoría están basadas en el modelo de calle Energica Ego Corsa y desarrollan alrededor de 160 CV. Su velocidad máxima es de unos 270 km/h y tienen un par motor brutal de 200 Nm (newtons/metro) casi desde el primer instante en que giran el puño del acelerador. Iba a decir cuando dan gas, pero no, gas(olina) ya no dan.

Esas son cifras que están muy bien, sin embargo, su gran problema es el peso: entre los 250-260 kilos, lo cual es una barbaridad para una moto de competición.
Para que nos hagamos una idea, una MotoGP detiene la báscula alrededor de los 150 kg. En comparación, una MotoE (sólo el vehículo) está 100 kg por encima del peso máximo permitido para moto+piloto en Moto3, que es de 152 kg.
Todo esto hace que, pese a tener una potencia máxima similar a una Moto2, en realidad los tiempos por vuelta estén aún a más de un segundo por detrás de los de una Moto3. Por ejemplo, en Le Mans, el campeón de MotoE Jordi Torres hizo la pole en 1’43”843, mientras que Andrea Migno se la llevó en Moto3 parando el crono en 1’42”514.
Mucha gente, incluidos muchos pilotos, han declarado que con semejante peso, cuando se produce un accidente, las motos son auténticos bólidos con mucho peligro y capacidad de provocar daños.
Y, si bien no les falta razón, lo cierto es que el motociclismo en general es un deporte de altísimo riesgo. En la temporada 2020 ya vimos unas cuantas motos de MotoGP volando por los aires a punto de dejar sin cabeza a Valentino Rossi y a Maverick Viñales, y ejemplos de accidentes graves e incluso fatales no faltan, por desgracia.
No creo que las MotoE sean mucho más peligrosas en ese sentido.

Por otro lado, también incorporan medidas de seguridad novedosas, como una luz lateral que se enciende si detecta cortocircuito en las baterías o el aparato eléctrico y le indica a los comisarios y al piloto si es conveniente mover la moto o no, lo cual nos recuerda que las baterías de litio no son una broma tampoco en materia de accidentes.
Y ahora sí: ¿es MotoE un campeonato atractivo?
Pues mira, empezaré por decirte que, oficialmente, ni siquiera está considerado un campeonato. Sí, ya sé que llevo todo el artículo llamándolo así (por comodidad), pero, según Dorna, técnicamente tiene la denominación de Copa del Mundo de MotoE, como si fuera una especie de segunda división.
Desconozco los motivos exactos de esto, pero desde fuera parece un poco denigrante.
Es verdad que no compiten en todos los circuitos en los que corren el resto de categorías. De hecho, se empezó con un planteamiento muy limitado: en la temporada 2019 se corrió en 4 circuitos para un total de 6 carreras (dos de ellos repetían), mientras que en la temporada 2020 se amplió a 5 circuitos para 7 grandes premios.

Para este 2021, el calendario provisional dice que serán 6 circuitos diferentes manteniendo las 7 carreras. Poco a poco van avanzando, aunque aún es menos de la mitad de citas que tienen MotoGP, Moto2 y Moto3. Quiero suponer que es una cuestión de contención de costes, para que haya un buen número de participantes.
En cualquier caso, aunque desde luego me gustaría que fuera una categoría más dentro de cada Gran Premio, como el resto, eso no le resta un ápice de interés.
Lo que sí cuesta bastante más digerir es la duración de las carreras. Se trata de tan solo 7 vueltas. Sí, exacto, sólo 7. Son muy pocas y se hace muy corto. El motivo, como supondrás, es la duración de las baterías de altas prestaciones que usan.
A mí es algo que me llama mucho la atención, e incluso me puse a hacer cuentas.
Sabemos que utilizan una batería de unos 20 kW, que es muchísimo. Ahora tomemos como referencia la última carrera en Le Mans, cuya distancia por vuelta es de 4.185 metros. Si multiplicamos eso por siete vueltas en total, nos da una distancia recorrida ‘a tope’ de aproximadamente 29,3 km.

Las MotoE no hacen vuelta de calentamiento/reconocimiento, claramente por una cuestión de ahorro de batería (lo cual me parece peligroso, pero ellos sabrán…), aunque sí dan la vuelta de honor final, mucho más despacio, lo cual nos deja con una autonomía ‘segura’ de unos 33,5 km.
¿Eso es todo lo que pueden recorrer estas motos con el tope de tecnología que existe? ¿Menos de 35 kilómetros? A mí me parece muy escaso, la verdad, e incluso sospecho que aún guardan un margen de seguridad considerable pero no quieren pillarse los dedos y que se dé la imagen de una moto quedándose sin batería.
Entonces, ¿te recomiendo ver MotoE?
Mi respuesta es que SÍ, sin ninguna duda. Yo creo que tiene numerosos atractivos para cualquiera al que le gusten de verdad las carreras de motos.
Aunque a mí lo de las nacionalidades me importa muy poco, me consta que a otros no, y la verdad es que los españoles seguimos dominando el motociclismo incluso aquí. El vigente campeón es Jordi Torres, que ya tuvo actuaciones destacadas tanto en Moto2 como en Superbikes, y que en 2021 volverá a intentar revalidar el título de MotoE.
Además de eso, tendremos también a otros tres españoles en la parrilla: María Herrera, una de las pocas mujeres piloto que podemos ver en competición, además de los rookies Fermín Aldeguer (Campeón de Europa de SuperStock 600) y Miquel Pons.

MotoE es diferente, sin duda, y eso también mola.
Lejos de los rugidos de los motores de gasolina, aquí el ambiente está dominado por un silbido eléctrico muy característico, y puedes escuchar incluso el ruido de los neumáticos chirriando en cada curva, algo que es casi imposible notar en el resto de categorías.
Son carreras muy cortas, muy intensas y muy igualadas. En realidad es una copa monomarca donde son los pilotos los que marcan la diferencia, igual que en Moto2, y eso siempre es digno de ver.
Me encantaría que fueran más largas y que corriesen el campeonato entero igual que el resto, pero ahora mismo no parece posible. Todo llegará.

En cualquier caso, siempre merece la pena ver cómo se acerca el futuro de las dos ruedas también al mundo de la competición.
Mientras los equipos con dinero siguen ignorando la realidad que está llamando a las puertas, quizás llegue un momento en que se den cuenta de que han perdido demasiado terreno. Ya veremos cómo acaban.
Dentro de 25 años, cuando las motos eléctricas sean las únicas que corran, al menos yo podré decir que vi cómo empezó todo, y te recomiendo hacer lo mismo.
(Existe una segunda parte de este artículo: ¿Merece la pena ver MotoE en 2023?)
Imagen de portada y cabecera: Jordi Torres a bordo de su moto en MotoE (2020) - motogp.com
Si te gusta lo que ves, apúntate y recibirás un aviso en tu correo con las novedades de Akira Motos. Y si no te gusta, pues no, pero te sigo queriendo igual (o puede que no, pero no importa)