Akira: una película, una moto y un capricho del destino

La moto de Kaneda en su dibujo original

Un buen día decidí crear este portal y, claro, una de las primeras cosas que tenía que hacer era ponerle un nombre. Entre varias alternativas que tenía, la opción que se quedó al final, como resulta evidente, fue Akira Motos (si quieres saber exactamente por qué, te recomiendo que leas la clásica sección Sobre mí de esta web).

Akira es una película de animación (y de culto) que cualquier aficionado al cine conoce, creada en 1988, si bien a España llegó en 1992. Yo aún estaba en el colegio por aquel entonces.

Lo que no podía imaginar nunca cuando elegí el nombre de este proyecto, es que Akira, un anime publicado hace la friolera de 32 años… fuera a reestrenarse en cines, remasterizada en 4K, justo cuando se cumple un mes exacto de la publicación de este sitio web.

A veces el universo es muy cachondo. Es decir: ¿qué probabilidades hay de que se produzca una coincidencia así?

Animación de Kaneda en moto

Por otro lado, esta película también tuvo un inquietante papel premonitorio, pues su historia estaba ambientada en la ciudad postapocalíptica de Neo-Tokyo (Japón), en el año 2019, mientras el país está al borde de celebrar los juegos olímpicos en 2020 (de hecho, toda la parte final de la película ocurre en el estadio olímpico). Y por estas casualidades de la vida, ocurre una catástrofe inesperada que arruinará esa celebración.

Sí, exactamente igual que en la realidad: 2020, catástrofe (pandemia mundial en este caso), juegos olímpicos de Japón anulados… Casi da miedo la coincidencia.

En fin, os aseguro que no tenía ni idea del reestreno de la película cuando empecé a trabajar en la creación de este portal, pero, en cualquier caso, creo que este hecho es la ocasión de oro para repasar no la cinta en sí, que es una obra maestra y un prodigio de la animación, sino algo que a muchos nos marcó: la moto de Shōtarō Kaneda, su protagonista.

La moto que muchos querían tener pero nunca fue posible fabricar en más de tres décadas

La famosa moto de la película Akira tiene un diseño visionario (obra de su autor: Katsuhiro Otomo), y si aún resulta rompedor e irrealizable en el año 2020, imagínate lo que suponía en 1988, año del estreno, cuando lo más revolucionario que se podía montar en una motocicleta real era un sistema antibloqueo de frenos ABS (que entonces pesaba 11 kilos), el cual, por cierto, fue ofrecido como extra por primera vez en aquel año para la BMW K 100.

BMW K 100

BMW K 100: esto era lo más en 1988, así que imagina el impacto que tuvo un diseño como el de Akira

Sobre las características de la moto de la ficción, poco te puedo contar. La verdad es que hablar de la ficha técnica de un modelo que no existe es un poco absurdo. Se hizo muy famosa, pero, obviamente, su autor no pensó que necesitase mucho trasfondo, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una obra de ciencia-ficción. Lo único que tenemos claro es que no era una moto de gasolina, dado que no tenía tubo de escape.

En el doblaje original se mencionaba que la moto rendía 200 CV, pero esto da un poco igual. Más tarde, la marca Bandai sacó una réplica a escala de la moto original y se inventaron toda una serie de datos: redujeron la potencia a 113 CV, le otorgaron un peso de 154 kg, situaron su velocidad máxima en 243 km/h e incluso daban cifras exactas de aceleración, de gasto energético y hasta de distancia de frenado.

Vamos, una gilipollez.

Ah, eso sí, declaraban que el motor era un generador de superconducción en frío. Ahí queda eso. En fin... que es un término tan válido como el condensador de fluzo de Regreso al futuro.

Y entonces llegó el desastre: las motos de Akira DIY

(Nota: DIY = do it yourself)

A lo largo de los años, han sido no pocos los usuarios (generalmente japoneses) que han tratado de dar rienda suelta a su imaginación para hacer posible una moto que parecía técnicamente irrealizable.

En Japón hay una notable corriente motociclista dedicada a customizar (personalizar) a lo bestia cualquier cacharro que tenga dos ruedas y un motor. Y con la de fans que generó Akira, pues era previsible que los intentos de imitar la famosa moto no tardarían en llegar.

Son innumerables los ejemplos de imitación que corren por internet. Algunos con mejor suerte, otros más bien penosos, pero desde luego, ninguno que llegara siquiera a acercarse a la idea original de manera fidedigna.

Moto de imitación a Akira amateur

Un señor de ojos rasgados creyéndose el héroe de la película

Los motivos por los que reproducir la moto de Kaneda a nivel fidedigno es casi imposible (incluso obviando el tema de los motores de gasolina) son varios:

Por un lado, tenemos la estructura tipo long&low llevada al extremo.

Hay una distancia entre ejes salvaje, lo que en el mundo real no tendría mucha funcionalidad (no me quiero imaginar cómo sería tomar una curva muy cerrada con algo así). Además, construir un chasis tan largo y bajo necesitaría una rigidez brutal, y aún así chocaría constantemente por los bajos en todo tipo de badenes y resaltos de la carretera. Sólo sería apta para circuito y vías amplias.

Por otra parte, tenemos el asiento tipo butaca que va casi a ras de suelo. Es, prácticamente, un puesto de conducción de avión embutido en una moto. De hecho, todo el cuadro de instrumentos y la cúpula imitan en cierto modo a un caza de combate. Muy chulo de ver, sí, pero poco viable para una moto del mundo real.

Personalmente, me hubiera encantado que asientos de ese tipo, con respaldo, se hubieran extendido en el mercado de las motos… pero no hubo suerte.

Moto de imitación a Akira amateur

El día que fue a comprar las ruedas no las había más grandes, qué le vamos a hacer...

Y por último, pero no menos importante, otro obstáculo para llevar a cabo un modelo así a la realidad son el tamaño de neumáticos y llantas (enormes) y el hecho de que su ubicación tan radical requeriría aplicar unas suspensiones ancladas en ángulos casi imposibles para llevar a cabo su labor de amortiguar las irregularidades del terreno.

Y, claro, con todos estos factores en juego, pues quien ha intentado imitar esta moto… ha hecho lo que ha podido y poco más.

Los tímidos acercamientos de la industria a Akira

No todo han sido esfuerzos de los pobres fans enfervorecidos. También los fabricantes han ido acercándose poco a poco a los conceptos que planteó en los ‘80 la moto de Akira.

En cuanto al respaldo que tanto me gustaba, podríamos decir que fue incorporado de algún modo, salvando las abismales distancias estéticas, en el scooter BMW C1, que en su día (año 2001) fue muy revolucionario. Un revolucionario fracaso comercial, eso sí.

Scooter BMW C1, año 2001

BMW C1: un scooter que se atrevió a plantear cosas diferentes  (Imagen: BMW Motorrad)

Dentro de las propuestas de las marcas oficiales, tengo que destacar un prototipo (no llegó a ver la luz nunca en las calles) de Suzuki, que con esta G-Strider me dejó absolutamente pasmado y babeando allá por el año 2003. Es una concept-bike que bebe mucho de Akira, si bien, por desgracia, no había tecnología para llevar algo así a producción en serie, y menos en aquel año.

Concept-bike Suzuki G-Strider, Tokyo Motorshow 2003

Suzuki G-Strider en el Tokyo Motorshow 2003, un claro intento de recrear la moto de Akira

Sin embargo, la marca que más se ha acercado en motos de calle, de las de verdad, a la idea de moto planteada por Otomo ha sido, sin duda, Honda.

Personalmente, yo vi un intento claro de acercamiento con la antigua DN-01 en 2009-2010, que fue una moto de transmisión automática con un diseño bastante arriesgado, que se escapaba de lo convencional... y que tampoco cuajó en las ventas.

Honda DN-01 en color rojo Akira

Honda DN-01 en color rojo Akira, el cual nunca se ofreció en España  (Imagen: Honda)

A mí, desde luego, esta DN-01 me gustaba mucho por su atrevimiento estético, pero la que me robó el corazón fue otra moto de Honda, que lanzaron unos años después.

Resulta que la marca del ala dorada decidió un hermoso día dejar que sus diseñadores más jóvenes (en Japón) dieran rienda suelta a su imaginación, y éstos, basándose en sus referencias culturales (mangas, animes, videojuegos…), dieron a luz la NM4 Vultus, o lo que es lo mismo: lo más parecido a la moto de Akira que se ha podido comprar nunca en un concesionario.

Honda NM4 Vultus color rojo Akira

Honda NM4 Vultus en edición final homenajeando a Akira  (Imagen: Honda)

Ah, y, por si lo dudabas, ésta también se estrelló a nivel de ventas, estando apenas un par de temporadas en catálogo (2013-2014), en parte porque llevaba el mismo motor que la primera Integra 750, pero con un sobreprecio muy importante de unos 2.500 €.

Una pena. Es el coste de hacer productos tan minoritarios. Aún así, yo desde aquí aplaudo el atrevimiento de Honda al hacer realidad modelos tan diferentes a lo que estábamos acostumbrados a ver. Comercializar modelos así, a nivel de negocio es una ruina, pero en términos creativos y de prestigio merece un reconocimiento. La manida frase de Honda es Honda para mí se sustenta también en actos de valentía como estos.

Por último, dentro del mundo de lo intangible, también me gustaría destacar la interpretación vía modelo virtual 3D, que el artista James Qiu hizo de la moto original de Akira.

En este caso, aplicó un motor de gasolina a su diseño, muy inspirado también por modelos reales bastante radicales, como la Ducati Diavel o la Yamaha V-Max. El resultado es una fantástica recreación que, por desgracia, tampoco existirá nunca en el mundo real, pero que puedes ver aquí abajo.

Una moto sin nombre, pero inolvidable

Por desgracia, la moto que lucía Kaneda en Akira, y que envidiaba su compañero, Tetsuo (el que la lía parda en la peli), no tiene marca ni nombre de modelo. Sin embargo, para muchos seguirá siendo un referente tan inolvidable como imposible de materializar dentro del mundo de las dos ruedas, y en particular, de las motos eléctricas.

Boceto de la moto de Kaneda

Para finalizar, no seré yo quien te recomiende ver Akira si no eres aficionado/a a la ciencia-ficción o, al menos, al arte de la animación tradicional. Aunque es considerada unánimemente una obra maestra, no creo que sea una película para todo el mundo. Sin embargo, si cumples con alguna de las anteriores condiciones y no la has visto, ya estás tardando en correr a los cines para ver el remaster en 4K.

Puedes consultar aquí en qué cine de tu ciudad la puedes encontrar (desde el 11 de diciembre de 2020). No obstante, no durará mucho en cartelera. De hecho, dudo que lo haga por más de una semana. Así que, si te pilla complicado el asunto o se te ha pasado la ocasión, aún puedes verla en las plataformas de Netflix o Filmin en resolución Full HD estándar.

Las primeras veces que la vi fue en una triste cinta VHS, con una calidad bastante discutible (no había otra cosa), y aún así era impresionante. Si no la has visto nunca y la puedes descubrir por primera vez en tu vida en este formato y en pantalla grande… por dios, aprovéchalo. No sabes el privilegio que tienes ni cuánto te envidio.

Y para cerrar sólo puedo añadir que ojalá, en un futuro no muy lejano, los homenajes de las marcas hacia este referente absoluto del motociclismo se acerquen más a la idea original y, además, que lo hagan como siempre debió ser: con una moto eléctrica.

Pablo Ortiz
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